“Posarse per barret”, “Ponerse por sombrero” en castellano, es una expresión catalana que significa: “despreciar o rechazar algún acto o cosa haciendo mofa de ella”, el orígen es oscuro y tal vez tenga relación con el privilegio de llevar sombrero de los Señores, aunque existe un ejemplo muy ilustrativo de como el pueblo lo interpretaba.
El Corpus Cristi de 1640, (7 de Junio), hubo un levantamiento popular en Barcelona que desembocó en una sangrienta sublevación y en una guerra que duró 12 años. El motivo fue la obligación que se impuso a las ciudades y pueblos catalanes de alojar y alimentar dentro de los muros de las poblaciones a los Tercios del Rey, en guerra con Francia.
Al llegar la época de la siega, los segadores se reunían en Barcelona, llegando de toda Catalunya, para ser contratados como jornaleros. Estos traían noticias de los desmanes hechos por las tropas en las ciudades del interior y el ánimo de la gente, reunida en las ramblas para conocer las noticias se fue calentando.
A raíz de una pelea entre unos oficiales, el Alguacil del Virrey y un conocido segador en el que este resulto herido, explotó el conflicto. Pronto, las escaramuzas se convirtieron en una auténtica cacería de todo lo que oliese a realista, siendo asaltados los palacios y residencias y masacrada su gente. La muerte mas relevante de esta jornada fue la del Virrey de Catalunya, Conde de Santa Coloma que habiendo huido hacia el puerto fue reconocido y acuchillado hasta la muerte frente a los ojos de su hijo que lo observaba desde un bote, camino de un barco genovés que los llevaría a salvo fuera de la ciudad. Parece que la gordura del Virrey le impidió alcanzar a tiempo la susodicha barca.
Un testigo presencial de los hechos relata como fueron tratados los cuerpos de los realistas llevados hasta la Plaza del Rey, donde los indignados sublevados llevaron hasta las últimas consecuencias el famoso refrán de “Posarse per Barret”
El cronista se llama Francisco Manuel de Melo y esta es su descripción de los hechos.
“ La crueldad era deleite, la muerte entretenimiento: a uno arrancaban la cabeza, ya cadáver, le sacaban los ojos, cortaban la lengua y narices; luego, arrojándola de unas en otras manos, dejando en todas sangre y en ninguna lástima, les servía como de fácil pelota; tal hubo que, topando el cuerpo casi despedazado, le cortó aquellas partes cuyo nombre ignora la modestia, y acomodándolas en el sombrero hizo que le sirvieran de torpísimo y escandaloso adorno.”
El uso que hacen de las cabezas apunta ya a la pasión futbolística tan propia de los Barceloneses y la interpretación que hacen los catalanes de ponerse los testículos por sombrero bien podría incluir una burla a la tan castellana expresión de “pasarse por los cojones”.